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Terremoto en Quito, réplicas y consecuencias; heroísmo o imprudencia?

  • Foto del escritor: Angel Molina Mantilla
    Angel Molina Mantilla
  • 21 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 28 nov 2020

En marzo de 1987 se presentó un terremoto en la zona centro oriental del Ecuador, este movimiento telúrico afectó fuertemente a Quito, provocando importantes daños en el centro histórico principalmente, las iglesias católicas, sus cúpulas y campanarios a punto de desplomarse... en aquel entonces yo pertenecía al equipo de restauradores del Proyecto San Francisco, convenio entre Ecuador y España para ejecutar procesos de restauración en dicho lugar.


Luego del evento sísmico, rápidamente nos repartimos para generar informes urgentes del estado de las edificaciones patrimoniales... en una inspección a la Iglesia de San Francisco, detectamos una obra pictórica enmarcada, que colgaba en la parte interior de la cúpula principal, y claro, el mas flaquito y mas liviano, o sea yo, se ofreció de voluntario para tratar de asegurar el cuadro... para ello subimos a la cubierta exterior y por una ventana en la parte mas alta del techo, mis compañeros y yo improvisamos un "rescate" ...me colocaron una soga en la cintura, la aseguraron y me apresté para caminar haciendo equilibrio, en un "pingo" que previamente colocamos, mitad afuera y mitad adentro... en el un extremo se pararon cuatro o cinco muchachos... y en el otro extremo yo, caminando hacia adentro. Una vez que había avanzado unos pasos me percaté de la verdadera altura a la que me encontraba y lo riesgoso del procedimiento... de pronto, lo que nadie quería que pase, pasó... una réplica...! tembló todo...! y a esa altura, serán mas de 30 metros, puedo testificar lo terrorífico que se siente... pero el asunto no termina allí, los chicos que hacían contrapeso saltaron del susto y bajaron a la carrera tratando de llegar a un lugar seguro, el palo que habíamos utilizado para caminar sobre él y alcanzar la pintura cayó hacia el interior de la iglesia, solamente quedó Ramiro, el mas corpulento, quien tenía amarrado a su cintura el otro extremo de la cuerda.


Si no hubiera sido por este compañero, que aguantó la réplica y mi peso, ya que quedé colgando y con un dolor muy fuerte en mi abdomen... fue él quien me subió de a poco y finalmente gracias a quien puedo contar esta experiencia.


Este acto me valió una carta de reconocimiento y agradecimiento por parte de la Embajada de España y del representante de la contraparte técnica, aunque pasado el tiempo creo que dicho reconocimiento debió venir de las autoridades eclesiásticas de San Francisco, pero en fin, no pasa nada.


Ahora que han pasado 33 años, considero que mi decisión fue imprudente, motivada por la juventud, el verdadero héroe de esta historia fue Ramiro, a quien dedico este contenido, ...y me alegra poder decirlo nuevamente, gracias Ramirín...


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